Algo premeditado

A Sofía

Yo no creo que los años que pasan se viven en vano, no lo he sentido así. Ahora escribiendo tan tarde, alrededor de las 2 a. m., pienso y oigo con alegría a Roberto Bolaño entrevistado y siendo como a mí me gusta ser: honesto y sincero, una honestidad brutal, que un buen autor plumanegreano tuvo la bondad de escribir.

    Si los años pasan y nos hacemos viejos, es porque el tiempo exige, y los escribidores del pequeño salón que nos alberga hemos demostrado, creo yo, que la infatigable rutina y la enseñanza puramente teórica no nos ha acabado. Se pensó entre nosotros que pronto dejaríamos de soñar (y hay aquellos que no sueñan o peor que se burlan de estos). Pues si soñanos, pensamos en concretarlo. Solo la mediocridad —que me estuvo tomando— nos nublará la mente y terminaremos abandonando todo.

    Recuerdo, con entusiasmo, como, en este año, el alcohol se desplazaba por otras bebidas y otros ritos menos dañinos. Me complace saber que mis amigos no buscan posturas como tantos otros las hacen: han tenido un gran empeño en continuar su práctica literaria, y yo no pude continuarla.

    Ahí creo haber perdido el tiempo que dije arriba. Lo que pude hacer es pensar en las líneas de las tramas o una especie de cambio a mi personajes y mi propio carácter, que casi no pude conseguir. Debo decir que este año se va con esperanzas: el Pulpo trajo historias de cierto grado de  complejidad y cambio de perspectiva, empezó un proyecto que me fascina: su trilogía (que espero no se pierda o lo abandone), y bueno de Enrique que está buscando nuevos caminos. De Vichenzo no sé qué decir: su vena poética eclipsa mucho sus cuentos, pero no dudo que los ha hecho bien, sobre todo los 2 últimos que me prestó.

    

    Bueno, el balance no se acaba. Aún no termino de estudiar,;prefiero estar leyendo otras cosas, tengo pesadillas con el examen. Aunque me angustia más no avanzar historias, las cuales están tan complicadas que no creo haberlas escrito. Ya no me reconozco a veces, lo que me vincula son los personajes, pero en fin yo también soy una mierda. Quizá todos lo somos. Así, esperanzado cierro mi mente...